Acerca del fracaso

Acabo de ver dos películas escogidas al azar, que al final acaban tratando del mismo tema: Qué es el fracaso. Y la moraleja final de: no te rindas.

Después me sirvo un café, abro internet y leo un artículo (que surge por azar), que trata sobre una influencer con millones de seguidores (o miles, no sé. A ojo calculo muy mal), que no ha podido vender treinta y seis camisetas para comenzar a lanzar su marca de moda. Y público tenía. Pero no con ganas de gastar dinero. Y la muchacha lo primero que hace, es asombrarse de que entre tanto seguidor, no hubiera apenas treinta y seis dispuestos a creer en su idea. Y por supuesto, a la par, emite un mensaje de «no me voy a rendir». Bien por ella, supongo. Es su sueño. Ella tiene derecho a perseguirlo.

El fracaso nos acecha por todos lados… relaciones, trabajos, proyectos, estudios, familia…  Soy de la opinión que un fracaso es insistir en lo que ya no funciona. Vale el lamento, por supuesto. Hay que pasar el duelo de todas las ilusiones y esfuerzos que se van por el váter. ¿Mensaje optimista al final?. Bueno… si, claro. ¡Qué remedio! ¿acaso tenemos otra opción que seguir adelante?. No. Eso condiciona la calidad del mensaje optimista.

En cualquier caso, lo único que recomendaría encarecidamente, es que una vez superado, nos dejemos sorprender por la vida y hagamos frente a lo que se nos ponga por delante. La otra opción es no estar vivos. Y eso, es un fracaso con f mayúscula.

Si algún día nos decidimos a escribir una autobiografía, algo habrá que vivir para contarlo luego ¿no?. Ese, puede ser un buen motivo.